La respuesta sexual de un individuo es variable, y la influencia que los fármacos pueden tener sobre ella depende de la dosis y duración del tratamiento, terapias concomitantes y determinantes biológicos de la función sexual, que incluyen factores psicológicos, integridad física de los órganos sexuales, suficiencia hormonal y función vascular y neurológica. Es preciso consultar al farmacéutico ante dudas cuando nos estemos medicando, y él las resolverá o, en su caso, nos dirigirá hacia el médico.
En general, la disfunción sexual producida por fármacos suele ser reversible cuando se reduce la dosis o se retira la medicación, mientras que el comienzo de las alteraciones es variable, ya que puede aparecer en horas o bien no percibirse hasta semanas después del inicio de la toma del fármaco o del incremento de la dosis. Además, un fármaco puede ser tolerado por un paciente determinado y causar problemas en otro, independientemente de que tenga otros factores de riesgo asociados o no.
Son necesarios estudios controlados para establecer esta patología y para medir de una forma segura la incidencia de la disfunción sexual achacable a un determinado fármaco, teniendo en cuenta las posibles variables de confusión como pueden ser la enfermedad tratada, edad, tabaquismo y abuso del alcohol. La respuesta sexual, que está dividida en tres fases: libido, excitación y orgasmo, precisa de factores emocionales y físicos, que incluyen determinantes neurológicos, hormonales, vasculares, esqueléticos, musculares y psicológicos.
Las disfunciones sexuales pueden ser de carácter excitatorio o inhibitorio. Así, los grupos farmacológicos implicados en las alteraciones de la esfera sexual son seis.
1. Antihipertensivos. Los antihipertensivos producen interferencias en el funcionamiento sexual más frecuentemente que cualquier otro grupo farmacológico.
1.1. Diuréticos: los trastornos sexuales producidos por tiazidas y afines son raros, aunque se han descrito casos de disminución de la libido, impotencia y disminución de la lubricación vaginal. Asimismo, algunos estudios sostienen que la impotencia podría deberse a efectos directos en el músculo liso o por disminución de la respuesta a las catecolaminas, reducción del volumen extracelular o depleción de zinc, que produciría una reducción en la producción de testosterona. El ejemplo más característico de ahorradores de potasio es la espironolactona, por su similaridad estructural con progesterona y estrógenos, y existen casos anecdóticos que relacionan la acetazolamida con la disminución de la libido e impotencia, pero estas alteraciones son reversibles.
1.2. Betabloqueantes: se han relacionado con alteraciones de la libido y de la función eréctil. Los mecanismos por los que se producen estas alteraciones incluyen sedación y depresión del Sistema Nervioso Central (SNC), disminución del flujo simpático a nivel del SNC y excesivo tono alfasimpático, con la consecuente disminución del flujo sanguíneo en el pene. Los casos más frecuentes son los achacables al propranolol, nadolol y timolol, siendo la incidencia menor con betabloqueantes menos lipofílicos y cardioselectivos como atenolol y metoprolol.
1.3. Alfa y betabloqueantes: el Labetalol puede producir alteraciones de la eyaculación, disfunción eréctil, impotencia, y disminución de la libido, y con menor frecuencia priapismo y disminución de la lubricación vaginal. Tiene el mismo mecanismo que los betabloqueantes, más los efectos propios del bloqueo alfa. Del carvedilol sólo se ha descrito impotencia.
1.4. Antagonistas del calcio: la incidencia de alteraciones sexuales por este grupo es muy baja.
1.5. Hipotensores de acción central: tanto la Metildopa como la Clonidina (simpatilíticos de acción central) producen impotencia, disminución de la libido y alteraciones en la eyaculación y ginecomastia. El mecanismo no se conoce bien, pero la actividad simpaticolítica parece ser la responsable de las alteraciones en la eyaculación, y también se han relacionado con dificultades en el orgasmo y/o con la franca anorgasmia.
1.6. Vasodilatadores: existen varios casos publicados de impotencia y priapismo con la Hidralazina.
1.7. Inhibidores de la ECA: en los últimos años se han venido notificando diversos casos de impotencia con diversos fármacos de este grupo como son el captopril, enalapril, lisinopril, quinapril, ramipril.
1.8. Bloqueantes alfa adrenérgicos: la prozosina puede producir impotencia, alteraciones de la eyaculación y, sobre todo, priapismo. También hay publicaciones relacionadas con terazosina y alfuzosina, y priapismo con doxazosina y terazosina.
1.9. Antagonistas de la angiotensina II: el losartan y el valsartan pueden producir disminución de la libido e impotencia, pero su relación causal no se ha establecido.
2. Psicotrópicos. La propia alteración psiquiátrica de base puede ser la responsable o contribuir ala disfunción sexual, mientras que la medicación psicotrópica puede producir estas alteraciones por medio de varios mecanismos: efectos no específicos sobre el SNC, como por ejemplo sedación, que puede conducir a un decremento general en el interés y funcionamiento sexual; efectos específicos sobre el SNC, que al actuar sobre determinados neurotransmisores pueden llevar a una disminución de la fase de excitación, como por ejemplo en el caso de los antidopaminérgicos que median en esta fase en el hipotálamo y pueden producir disminución de la libido; efectos a nivel periférico que pueden disminuir la función de un neurotransmisor determinado a nivel del órgano diana, y efectos hormonales como por ejemplo el incremento en los niveles séricos de prolactina producidos por el bloqueo dopaminérgico. Además, algunos fármacos pueden compartir más de un mecanismo y su acción sobre la función sexual puede ser múltiple y, a veces, contradictoria.
2.1. Antipsicóticos: prácticamente todos los fármacos de este grupo han sido implicados en la producción de alteraciones sexuales a consecuencia de sus propiedades bloqueantes dopaminérgicas, la sedación por acción directa sobre el SNC, y el bloqueo alfa-adrenérgico y anticolinérgico que producen. Se cree que afecta más a hombres que a mujeres.
2.2. Antimaníacos: el litio tiene poco efecto en la función sexual.
2.3. Antidepresivos: prácticamente todos los antidepresivos se han relacionado con la producción de alteraciones sexuales por la función serotoninérgica. De entre estos fármacos los que provocan mayores alteraciones son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, seguidos de clomipramina, inhibidores de la monoaminooxidasa, antidepresivos triciclitos y bupropion.
2.4. Ansiolíticos: se desconoce el mecanismo por el cual este grupo de medicamentos provoca alteraciones sexuales.
2.5. Psicoestimulantes: las anfetaminas utilizadas de manera prolongada pueden producir problemas de erección y eyaculación.
3. Analgésicos. Dentro de este grupo, los opiáceos pueden producir anomalías en la esfera sexual si se ingieren de forma abusiva y crónica, sobre todo la heroína y la metadona, aunque sus efectos son reversibles si se retira la medicación.
4. Hormonas. De entre este grupo, los esteroides anabolizantes, corticosteriodes y estrógenos son los que producen mayor disminución de la libido e impotencia.
5. Antineoplásicos. clorambucilo, ciclofosfamida, busulfán y melfalán se han relacionado con la disminución de la libido y la disfunción eréctil. Otros agentes como procarbazina, vinblastina y citosina-arabinosido, que pueden producir disfunción gonadal, se han relacionado con la ginecomastia, impotencia, disminución de la libido, atrofia del epitelio vaginal, hipoplasia endometrial, amenorrea y sintomatología menopáusica.
6. Antiulcerosos. Los antihistaminicos H2, especialmente la Cimetidina, pueden producir disminución de la libido, impotencia, ginecomastia y mastodinia, a consecuencia de la disminución de los niveles de testosterona.Famotidina, ranitidina (VER FOTO) y nizatidina no parecen tener el efecto antiandrogénico de la cimetidina, aunque se han notificado y publicado casos anecdóticos de disminución de la libido e impotencia.
P.D Existe también una miscelánea de medicamentos que provocan disfunción eréctil:
Deshabituantes del alcohol.
El uso de estos fármacos se ha asociado a la aparición de disminución de la libido (también aumento con acamprosato) e impotencia. Estos efectos también se asocian al alcoholismo crónico, por lo que la imputabilidad es problemática.
Antiarrítmicos.
Existen notificaciones aisladas de impotencia con amiodarona, disopiramida, flecainida, indecainida y mexiletina.
Hipolipemiantes.
En algunos estudios, así como en las fichas técnicas de los productos, se han puesto de relieve la posibilidad de que se produzcan alteraciones de la esfera sexual en pacientes tratados con este grupo farmacológico, incluyendo bezafibrato, binifibrato, cipofibrato, clofibrato, gemfibrozilo, probucol y los inhibidores de la HMG CoA reductasa pravastatina y simvastatina.
Las alteraciones consisten en disminución de la libido e impotencia, parecen ser dosis-dependientes y reversibles al retirar la medicación.
Antiinflamatorios no esteroideos.
Existen al menos dos notificaciones, en la literatura, relacionando a indometacina con disminución de la libido e impotencia y a naproxeno con alteración de la eyaculación, respectivamente.
Antiandrógenos.
Este tipo de fármacos ejercen su acción al inhibir la captación de andrógenos por parte de los receptores androgénicos en los tejidos diana. Se utilizan, en gran parte de los casos, en combinación con agonistas de la LHRH (leuprolida o goserelina) que también producen este tipo de alteraciones por lo que es difícil imputar la causalidad de este tipo de trastornos.
Agonistas de la LHRH.
Estos fármacos producen una estimulación de la liberación de gonodotropinas y de la secreción de testosterona. Ello va seguido de un descenso progresivo de la testosterona hasta niveles de castración. Como efectos adversos que afectan a la esfera sexual se han descrito disminución de la libido, impotencia y también ginecomastia, atrofia testicular y amenorrea. En casos puntuales se han notificado incremento de la libido con goserelina y nafarelina.
Antiparkinsonianos.
Existen notificaciones aisladas de aumento de la libido e hipersexualidad en pacientes tratados con levodopa y cabergolina, posiblemente por la inhibición de la secreción de prolactina. El efecto parece ser dosis-dependiente y reversible.
También existen casos anecdóticos de impotencia y priapismo con bromocriptina y un caso de engrosamiento clitoridiano doloroso reversible al retirar la medicación.
Anticolinérgicos.
Aunque la incidencia es rara, se han notificado casos de impotencia con atropina, butilescopolamina, metilescopolamina y oxibutinina y así lo recogen las fichas técnicas de estos productos.
Antihistamínicos.
Algunos fármacos de este grupo, quizá por sus propiedades anticolinérgicas pueden producir impotencia. Este es el caso de la hidroxizina y triprolidina que en notificaciones aisladas en la literatura se han relacionado con impotencia.
Antimicóticos.
Existen notificaciones aisladas de disminución de la libido e impotencia con itraconazol y ketoconazol.
Antivirales.
Según los laboratorios fabricantes, existe constancia, aunque su relación de causalidad no está plenamente comprobada, de ganciclovir y disminución de la libido, ritonavir y disminución de la libido e impotencia y saquinavir y alteraciones de la libido.
Anticoagulantes.
También existen algunas publicaciones aisladas relacionando priapismo con dicumarol y heparina.
P.D2: Os dejo otro resumen 2014:
http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2014-04-23/los-nueve-farmacos-que-pueden-afectar-para-mal-a-tu-potencia-sexual_106437/